लाल ट्रक - कर्मा
Eran las 2 de la mañana. La fiesta había sido por Cholula. Amanda y Claudia, de 17 años, se la habían pasado bien. Habían llegado a la fiesta en el Audi del papá de Claudia y en el mismo se iban a regresar. Llegaron a la recta a Cholula y seguía lloviendo. Siguieron por la oscura calle mal cuidada, entre moteles y bares de mala muerte. Mientras iban hablando sobre quién se había embriagado, de un motel al lado de la recta salió una camioneta roja que venía con el acelerador y la música a todo lo que daban, a punto de chocar contra ellas. Claudia metió los frenos al fondo, y no los soltó. Se detuvo en un chirrido de llantas, pero la camioneta roja, en vez de frenar, aceleró más, y le pegó a las defensas del Audi. El impacto estrelló el parabrisas y una ventana. "Eres un @#$~°!" iba a gritar Claudia, al bajarse del coche, pero la camioneta roja, en vez de detenerse, tras haberles pegado, aceleró todavía más y se dio a la fuga. De todos modos, Claudia alcanzó a ver las placas, y con lo primero que encontró, que fue su lápiz labial, se la escribió en la mano. "TÑQ-9980". Casi al momento, del motel de donde salió la camioneta, salió un empleado del mismo, que fue para ver si estaban bien, y ayudarlas a mover el coche, porque por el choque, no quería arrancar. Tardaron como una hora esperando allí a que pudiera arrancar, pero por fin pudo hacer el empleado del motel que arrancara el carro. "Ay, no sabe cuanto se lo agradezco joven," dijo Claudia, "Pero quisiera pedirle un favor, es que mire, el que nos pegó, venía saliendo de su ... establecimiento... y mire, este coche no es mío, o sea, es de mi papá, y me va a regañar horrible, por eso necesito saber quien me chocó, porque el coche no es mío--" decía, pero el empleado del motel la interrumpió. "No podría decirte, amiga, es política de este negocio no dar nombres de huéspedes a terceros," - "Por favor, joven, o sea, si me puede pagar el de la camioneta los daños... porque usted vió que fue él quien me estrelló, no yo, yo frené, yo no choqué, me chocaron!! O no vio?" El empleado se quedó pensativo, y dijo, "Bueno, por ser un caso especial, les voy a decir quien era, pero para qué lo querrían? Ya tienen las placas," dijo, viendo el dorso de la mano de Claudia. "Sí, pero para encontrarlas... se lo pido, joven... por favor..." - "Está bien, ahorita se las busco," dijo, y se fue a la caseta de salida para buscar una libretita donde registraban las entradas de los huéspedes. Cuando regresó, les dijo, "El señor de la camioneta roja se llama José Pérez." - "No sabe cómo se lo agradezco, señor... mil gracias!" dijo Claudia, y por fin se pudieron ir a su casa.
Cuando claudia llegó a su casa y sus padres vieron el coche, el regaño fue superlativo. "Pero qué bestia eres, te pudiste haber matado, escuincla babosa," le decía su mamá. "No sé como le vas a hacer, pero tú vas a pagar la reparación," decía su papá. Y como no tenía de donde sacar dinero, la obligaron a sacar de sus ahorros, que estaba juntando para que, al final del año, se fuera de mochilera a Escandinavia con unas amigas. Además, le prohibieron el coche un mes después de que lo hubieran reparado y las fiestas por otros 2 meses. La situación la enojó sobremanera, y solamente quería ver al idiota de la camioneta roja, para agarrar un martillo, romperle todos los vidrios y abollarlo todo. Buscó en el directorio telefónico, pero habia cientos de personas llamadas José Pérez, y se resignó a no encontrar nunca al dueño de la camioneta con placas TÑQ-9980.
Pasó el tiempo, y el coche ya había sido reparado, ya había pasado el castigo de las fiestas y el del coche. Claudia estaba en Plaza Dorada, cuando Amanda le habló a su celular, en voz algo agitada. "Wey, Claudia, las placas de la camioneta que te chocó eran TÑQ-9980?". Claudia, aunque pasó el tiempo, no se había olvidado de las placas. "Sí, wey... ¿por?" - "Es que, o sea, estoy en Angelópolis, y en el estacionamiento está la camioneta que te chocó!" - "No... neta??" preguntó Claudia estupefacta. - "Sí, wey, están en la fila 62." - "Voy para allá," dijo, y colgó. Casi voló para llegar a Angelópolis. Llegó y buscó la fila 62, y cuando la encontró, vio que aún segúia la camioneta que le había idcho Amanda... pero ella ya no estaba. Se quedó Claudia esperando media hora... una hora... y a eso de la hora y media de estar esperando, llegaba hacia la camioneta una pareja joven, caminando. El señor cargando 5 bolsas llenas de compras, mientras que la señora le venía haciendo compañía. Al verlo acercarse a la camioneta roja, Claudia sintió enfurecerse, pero trató de conservar la calma. Con la voz temblando un poco y el corazón latiéndole rápido, dijo, "Disculpe señor... me permitiría un minuto por favor?" a lo que el señor respondió amablemente, "Sí, pero por qué no?", y volteó a decirle a su esposa, "Mi amor, súbete al coche." La esposa del señor se subió al carro con sus nuevas compras. Claudia trató de contenerse, pero no iba a poder hacerlo por mucho más tiemop. "Usted es el señor José Pérez, cierto?" - "No, amiga... yo no me llamo así." Esta respuesta enfureció a Claudia. "Señor, usted es José Pérez, usted es el dueño de la camioneta con placas TÑQ-9980 de Puebla, no me venga con eso ahora!" - "No, pero te juro que no me llamo así, por qué me lo preguntas?" - "Mire, no ando de buenas, y menos con usted. No sé si sepa quién soy, pero tal vez se acuerde de mí. Usted chocó mi coche hace 3 meses." El señor la miró con extrañeza, pero no dijo nada. "Usted es José Pérez, y la noche del Sábado, 30 de Febrero, usted salió de un motel en la recta a Cholula hecho la madre, y casi nos mata a una amiga y a mí. O tal vez no se acuerda porque estaba demasiado pedo?! Estrelló el coche de mis papás... y yo lo tuve que pagar, y ya no me voy a poder ir en 2 semanas con mis amigas a Europa de viaje porque todo fue de MI dinero!!" A Claudia le hervía la sangre, y el señor la miraba como petrificado. "No sé si en ese motel se la pasó bien o mal con su señora, si se empedaron, si se drogaron, ni me importa cuántas veces lo hicieron en ese $%&@ motel, pero le pido--con todo respeto--que por favor, me pague aunque sea algo de lo que tuve que pagar yo, porque todo ese dinero fue de MIS ahorros!!". El señor tenía cara de incredulidad y de horror. Estaba lívido, parecía que se iba a volver transparente si empalidecía más. Con las manos temblando, sacó su cartera de su bolsillo, y de allí sacó $2500. "Toma," dijo el señor, "Esto es todo lo que traigo. Te pido una disculpa--pero por favor, no me vuelvas a buscar nunca." Y se subió al coche. Claudia, algo furiosa, pero sorprendida al mismo tiempo de haber recuperado algo de su dinero, siguió al señor que iba subiendo a su camioneta, con ánimos de decirle que eso no le iba a reponer nada, que no manejara borracho porque casi la mata, pero antes de que el señor cerrara la puerta de la camioneta roja con un azotón de ira, Claudia alcanzó a escuchar a la señora preguntar,
"Quién era, mi rey?"
Y al señor, quien con una voz gélida como hielo y temblorosa, que dijo,
"El 'borracho' que te chocó el coche el otro día en Las Ánimas, aventurera callejera sinvergüenza! ¡Quién es José Pérez!?"
Cuando claudia llegó a su casa y sus padres vieron el coche, el regaño fue superlativo. "Pero qué bestia eres, te pudiste haber matado, escuincla babosa," le decía su mamá. "No sé como le vas a hacer, pero tú vas a pagar la reparación," decía su papá. Y como no tenía de donde sacar dinero, la obligaron a sacar de sus ahorros, que estaba juntando para que, al final del año, se fuera de mochilera a Escandinavia con unas amigas. Además, le prohibieron el coche un mes después de que lo hubieran reparado y las fiestas por otros 2 meses. La situación la enojó sobremanera, y solamente quería ver al idiota de la camioneta roja, para agarrar un martillo, romperle todos los vidrios y abollarlo todo. Buscó en el directorio telefónico, pero habia cientos de personas llamadas José Pérez, y se resignó a no encontrar nunca al dueño de la camioneta con placas TÑQ-9980.
Pasó el tiempo, y el coche ya había sido reparado, ya había pasado el castigo de las fiestas y el del coche. Claudia estaba en Plaza Dorada, cuando Amanda le habló a su celular, en voz algo agitada. "Wey, Claudia, las placas de la camioneta que te chocó eran TÑQ-9980?". Claudia, aunque pasó el tiempo, no se había olvidado de las placas. "Sí, wey... ¿por?" - "Es que, o sea, estoy en Angelópolis, y en el estacionamiento está la camioneta que te chocó!" - "No... neta??" preguntó Claudia estupefacta. - "Sí, wey, están en la fila 62." - "Voy para allá," dijo, y colgó. Casi voló para llegar a Angelópolis. Llegó y buscó la fila 62, y cuando la encontró, vio que aún segúia la camioneta que le había idcho Amanda... pero ella ya no estaba. Se quedó Claudia esperando media hora... una hora... y a eso de la hora y media de estar esperando, llegaba hacia la camioneta una pareja joven, caminando. El señor cargando 5 bolsas llenas de compras, mientras que la señora le venía haciendo compañía. Al verlo acercarse a la camioneta roja, Claudia sintió enfurecerse, pero trató de conservar la calma. Con la voz temblando un poco y el corazón latiéndole rápido, dijo, "Disculpe señor... me permitiría un minuto por favor?" a lo que el señor respondió amablemente, "Sí, pero por qué no?", y volteó a decirle a su esposa, "Mi amor, súbete al coche." La esposa del señor se subió al carro con sus nuevas compras. Claudia trató de contenerse, pero no iba a poder hacerlo por mucho más tiemop. "Usted es el señor José Pérez, cierto?" - "No, amiga... yo no me llamo así." Esta respuesta enfureció a Claudia. "Señor, usted es José Pérez, usted es el dueño de la camioneta con placas TÑQ-9980 de Puebla, no me venga con eso ahora!" - "No, pero te juro que no me llamo así, por qué me lo preguntas?" - "Mire, no ando de buenas, y menos con usted. No sé si sepa quién soy, pero tal vez se acuerde de mí. Usted chocó mi coche hace 3 meses." El señor la miró con extrañeza, pero no dijo nada. "Usted es José Pérez, y la noche del Sábado, 30 de Febrero, usted salió de un motel en la recta a Cholula hecho la madre, y casi nos mata a una amiga y a mí. O tal vez no se acuerda porque estaba demasiado pedo?! Estrelló el coche de mis papás... y yo lo tuve que pagar, y ya no me voy a poder ir en 2 semanas con mis amigas a Europa de viaje porque todo fue de MI dinero!!" A Claudia le hervía la sangre, y el señor la miraba como petrificado. "No sé si en ese motel se la pasó bien o mal con su señora, si se empedaron, si se drogaron, ni me importa cuántas veces lo hicieron en ese $%&@ motel, pero le pido--con todo respeto--que por favor, me pague aunque sea algo de lo que tuve que pagar yo, porque todo ese dinero fue de MIS ahorros!!". El señor tenía cara de incredulidad y de horror. Estaba lívido, parecía que se iba a volver transparente si empalidecía más. Con las manos temblando, sacó su cartera de su bolsillo, y de allí sacó $2500. "Toma," dijo el señor, "Esto es todo lo que traigo. Te pido una disculpa--pero por favor, no me vuelvas a buscar nunca." Y se subió al coche. Claudia, algo furiosa, pero sorprendida al mismo tiempo de haber recuperado algo de su dinero, siguió al señor que iba subiendo a su camioneta, con ánimos de decirle que eso no le iba a reponer nada, que no manejara borracho porque casi la mata, pero antes de que el señor cerrara la puerta de la camioneta roja con un azotón de ira, Claudia alcanzó a escuchar a la señora preguntar,
"Quién era, mi rey?"
Y al señor, quien con una voz gélida como hielo y temblorosa, que dijo,
"El 'borracho' que te chocó el coche el otro día en Las Ánimas, aventurera callejera sinvergüenza! ¡Quién es José Pérez!?"
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